Suele creerse que el parto es lo único que debilita el piso pélvico, pero lo cierto es que hay hábitos que pueden debilitarlo aún más. Afortunadamente, hay ejercicios que te ayudan a fortalecerlo y alimentos que te ayudan a mantener una óptima salud vaginal.
Quizá no lo conoces con el nombre de suelo pélvico, sino como periné o «músculos de Kegel». De cualquier forma, el suelo o piso pélvico es el conjunto de músculos que contienen la parte baja del abdomen en forma de hamaca. Es tan importante que le da soporte a la vejiga, el aparato genital interno (vagina y útero) y al recto.
Es común que los médicos se refieran a este soporte como «músculo elevador del ano» y está compuesta por varias fibras musculares entrelazadas (músculo pubococcigeo, ileococcigeo y pubovaginal)
Cuando estos músculos se debilitan y dejan de servir como apoyo, los órganos internos cambian de posición y bajan (prolapso), provocando incontinencia urinaria o fecal (incapacidad de controlar el momento de ir al baño) y prolapso uterino (la matriz se cae y hace presión en el área de la vagina).
Su deterioro se da por varios factores como la edad, la falta de actividad física y no exclusivamente a consecuencia del embarazo, como tanto se dice.
Estas son las causas principales por las que se debilita el suelo pélvico:
- Obesidad y mala nutrición.
- Tos crónica y tabaquismo.
- Estreñimiento crónico.
- El embarazo: por el aumento del peso del útero y el efecto relajante de las hormonas.
- Desgarres durante el parto que hayan provocado un daño grave.
- Intervenciones quirúrgicas en el periné (episiotomía) y sus complicaciones.
- Uso de fórceps
- Trabajo de parto prolongado.
- Bebés con peso de más de 3500 gramos al nacer.
- Falta de estrógenos en mujeres postmenopáusicas, lo que provoca pérdida de tono y flacidez de los músculos perineales.
Dentro de las alteraciones de suelo pélvico más comunes podemos encontrar:
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Incontinencia urinaria: Éste es un problema que muchas mujeres padecen y del que no hablan por miedo a las consecuencias sociales y psicológicas, pero si no se atiende, puede limitar la vida social y afectar la autoestima.
- Prolapsos genitales: La vejiga, el útero o el recto pueden salirse y quedar expuestos a través de la vagina o el orificio anal, ocasionando molestias como la aparición de «bultos» que causan dolor durante el seco e irritación en la mucosa vaginal.
- Incontinencia fecal: Es la pérdida involuntaria de gases o heces fecales que se presenta con mayor frecuencia en mujeres con obesidad o después de haber tenido varios partos.
Rehabilita tu suelo pélvico
Para recuperar su funcionamiento o prevenir que se deteriore, necesitas fortalecer los músculos que lo integran con ejercicios que los contraigan y relajen aumentando su tono muscular.
La mejor opción: los ejercicios de Kegel.
Hazlo contrayendo y relajando la vagina y sentirás cómo trabaja toda la zona pélvica. Hazlos de preferencia con la vejiga vacía, ya que si lo practicas mientras orinas (interrumpiendo el chorro de orina) podrías contraer infecciones y generarte un problema llamado «micción disfuncional».
Alimentos para la salud vaginal
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Frambuesa roja: alivia la sequedad vaginal, fortalece el útero y después del parto ayuda a restablecer el equilibrio y la salud de los órganos reproductivos.
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Aceite de árbol de té (tea tree oil): se recomienda para tratar y prevenir algunas infecciones vaginales causadas por bacterias.
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Arándanos: previenen infecciones en las vías urinarias y tienen un efecto diurético natural.
- Alga espirulina: sus altos niveles de carotenoides (pigmentos orgánicos) y clorofila depuran los intestinos y evitan que contraigas infecciones.
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Probióticos: son bacterias vivas que se encargan de mantener el equilibrio de la flora intestinal y vaginal en el cuerpo. Encuéntralos en el yogurt, quesos o chocolate oscuro.
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