ACLARACIÓN IMPORTANTE PARA TODOS LOS PADRES:
Si tú estas leyendo esto es porque quizá no tengas mucho conocimiento sobre el tema. Y por lo tanto es muy probable que creas que muchos de los conceptos que encontrarás aquí son demasiado «explícitos» o «provocadores». Sin embargo, toda la información que encontrarás aquí esta basada en evidencia recopilada por expertos en el tema.
Como a casi todos los padres, probablemente tu también sientas temor o preocupación sobre la mejor manera de abordar estos temas con tu hijo o tu hija. A fin de cuentas lo que quieres es que tu hij@ pueda evitar problemas a futuro.
Sabemos que es difícil pero créeme, será más dificil el día de mañana tener que resolver los problemas generados por una falta de información adecuada y lidiar con el remordimiento de no haber hablado con tu hijo o tu hija a tiempo.
Tú conoces a tu hij@ mejor que nadie y por ello creemos que utilizarás esta guía para brindarle esta información de la mejor manera posible y evitar que reciba información incorrecta por parte de personas que saben mucho menos que tú. ¡Felicidades por ser un buen padre y una buena madre!
Hoy en día los niños están expuestos a tanta información acerca del sexo y las relaciones a través de la TV y el Internet que cuando llegan a la pubertad ya están familiarizados con algunas ideas avanzadas. Sin embargo, hablar sobre los temas relacionados con la pubertad sigue siendo una tarea importante para los padres, ya que no toda la información que recibe el niño procede de fuentes confiables.
¿A qué llamamos sexualidad?
Mientras que los aspectos biológicos de la sexualidad están básicamente definidos por los componentes genéticos, la estructura de los órganos genitales y la capacidad de la procreación, las posibilidades de encuentro entre dos personas ya sea para brindarse placer o para asumir en forma libre, consiente y responsable la creación de un nuevo ser, trae aparejada una serie de circunstancias y factores complejos que son propios de la privilegiada condición que tenemos los seres humanos.
Según la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad “es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de toda su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual”.
Vemos entonces que la sexualidad humana posee varios componentes: biológico, psicológico, social y también cultural. De esta manera, podemos decir que la sexualidad trasciende totalmente la función biológica y cobra un sentido distinto donde se expresan integralmente las características propias de cada persona. Es uno de los ámbitos en los que la comunicación con otros y la expresión de afectos pueden alcanzar el máximo grado de profundidad e importancia. Por eso, lo primero a tener en cuenta es que hablar de sexualidad no es solo hablar de relaciones sexuales.
Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, decía que “en la sexualidad de las personas está incluido el amor en un sentido amplio, tal como lo hablan los poetas”.
La sexualidad humana tiene aspectos que la distinguen de otras especies: el erotismo, la búsqueda de placer, la necesidad de privacidad, el carácter personal del deseo que se expresa de distintas maneras y a través de diferentes búsquedas. Hablar de sexualidad implica hablar de afectos, sensaciones, emociones, sentimientos, significados, etc.
Todas y todos somos seres sexuados y sexuales ya que la sexualidad es una parte importante de nuestra vida y nuestra persona.
Existen muchas maneras de sentir, vivir y ejercer la sexualidad, la que además van cambiando a lo largo de la vida, entre las diferentes personas y las culturas.
No hay una forma única y que pueda considerarse “mejor” o “peor” que las demás. Puede decirse que la sexualidad humana, más que de “órganos sexuales” está “hecha de palabras”. Los seres humanos somos los únicos “bichos” en el reino animal que abordamos la sexualidad a través de la palabra. Es decir que para acercarnos unos a los otros, relacionarnos afectivamente o sexualmente, necesitamos comunicarnos, seducir, convencer. Para eso a veces es necesario escribir un poema, hablar con palabras bonitas a la persona que nos gusta, interesarla en nosotros…. son todas cuestiones que solo pueden lograrse a través del lenguaje, la comunicación en un sentido amplio. Por todo esto, hablar con simplicidad de la sexualidad, puede no ser fácil… Se trata de un tema que encierra muchos de nuestros temores, fantasías, emociones, tabúes.
La sexualidad a veces incluye situaciones complejas, difíciles de entender y que forman parte de una de las esferas más íntimas y privadas de las personas. La sexualidad humana no puede simplificarse. Es una experiencia en la que no sirven las “recetas” y que debemos considerar siempre sobre la base de la confianza, el afecto, la intimidad y el cuidado por el otro.
¿Por qué es importante la educación sexual?
La educación sexual también transcurre a través de las palabras con las que en familia se habla de algunos temas: de dónde (y por qué) vienen los niños, cómo ha sido el comienzo de una historia de amor, cuando alguien sufre cuando es rechazado. Cuando hablamos en familia de estos temas, estamos haciendo educación sexual. Pero cuando no hablamos también estamos emitiendo mensajes sobre la sexualidad. A través de gestos, miradas, sonrisas, rubores e incluso evitando o censurando el hablar del tema, estamos comunicando mensajes que pueden ser determinantes en la educación sexual que reciben nuestros hijos e hijas. La educación sexual debe contribuir a la comprensión de nuestros sentimientos. No solo los sentimientos amorosos sino los de amistad, de compañerismo, de solidaridad, e incluso aquellos más negativos de incomodidad, vergüenza repulsión o rechazo. Debe ayudarnos a sentirnos cómodos en nuestra relación con las demás personas y también con nosotros mismos, nuestro cuerpo y nuestros sentimientos. La educación sexual ayuda a desarrollar la capacidad de reconocer lo que sentimos, cuándo estamos cómodos y cuándo no. Por eso, es parte de los elementos protectores ante situaciones de abuso sexual, coerción o violencia.
La vida cotidiana de la familia es un referente fundamental en la formación sexual de los niños y niñas. A través de la comunicación entre los padres, hermanos y otros familiares, los niños construyen su forma de valorar los sentimientos y comprenden aspectos importantes de la relación entre hombres y mujeres, que les serán de utilidad para relacionarse con otras personas. Es a través de estos vínculos que tienen lugar algunos de los procesos psicológicos que determinarán su identidad sexual. La manera de relacionarse de la familia le da a los niños y niñas las claves para encontrar la seguridad necesaria, aprender a recibir y dar afecto y construir su autoestima. Para ellos es necesario que predomine el diálogo y el ser escuchados y comprendidos en relación con “sus deseos, desde un punto de vista sensible y no egoísta”.
La educación sexual es necesaria para todos y también para los niños y niñas con discapacidad, pues incluye una parte importante de los conocimientos y habilidades que necesitan para desarrollarse saludables y desempeñarse adecuadamente en el mundo que les ha tocado vivir. Además, contribuye a fomentar en ellos la madurez y los sentimientos positivos acerca de sí mismos, ayudándoles a rechazar ideas equivocadas como que no son dignos de ser amados o que nunca podrán mantener una relación afectiva satisfactoria. Después de todo, la salud sexual es una parte importante de la salud física y mental. Y sobre todas las cosas la educación sexual es un derecho de los niños y niñas, que los adultos debemos respetar, promover y compartir con ellos.
Los roles de género son transmitidos por la sociedad y forman parte de la vida diaria desde que el niño nace. Por ejemplo, en todas las familias se da un trato diferente para el niño o la niña, tanto en la manera de vestirlos como en la forma de tratarlos, acariciarlos, hablarles. Se enseña por ejemplo que “los hombres no lloran” o que realizar determinadas tareas como cocinar o coser, “es de niñas”. A través de todo esto, la vida cotidiana genera una manera de comprender y actuar los roles de género. A través de la imitación y el juego, los niños reproducen las costumbres que han visto en su familia como si fueran una regla permanente y no una simple costumbre de cada época y cada cultura.
Cuando los roles de género son rígidos o estereotipados, limitan mucho las posibilidades de desarrollo de las personas y coartan su libertad. Los adultos debemos tratar de romper esos estereotipos y promover que el niño acceda al más amplio espectro posible de oportunidades, aprendizajes, actividades y proyectos personales.
¿Qué aprenden en la escuela?
En el kinder:
- Reconocimiento y expresión de sus sentimientos y emociones.
- Respeto por las distintas formas de organización familiar.
- Partes del cuerpo humano y las palabras adecuadas para nombrarlas.
- Gestación y nacimiento.
- El decir “no” cuando un contacto físico con otra persona incomoda, confunde o molesta.
- El pedir ayuda.
En la primaria
- Roles sociales de mujeres y varones en la historia.
- Diferencias biológicas entre varones y mujeres.
- Mirada integral de la reproducción humana: biológica, afectiva, psicológica y social.
- Prejuicios y actitudes discriminatorias.
- Derechos vulnerados, como abuso o violencia sexual.
- Modelos corporales de los medios y de la publicidad.
En la secundaria
- Enfermedades de transmisión sexual.
- Derechos vulnerados: acoso, abuso y violencia sexual, maltrato, explotación sexual y trata de personas.
- Métodos anticonceptivos y de regulación de la fecundidad.
- Primera relación sexual, el decir “no” frente a la presión de los pares y de los medios.
- Construcción social e histórica del ideal de belleza corporal.
- Desarrollo de capacidades para tomar decisiones y fortalecer la autoestima.
Desarrollo sexual y educación en casa
Lo ideal es que los padres hubieran comenzado a hablar con su hijo/a sobre los cambios por los que pasa el cuerpo a medida que crece. Desde sus primeros años, tu hijo/a te ha estado haciendo preguntas. Y la mayoría de sus conversaciones probablemente han surgido a raíz de estas preguntas.
Es importante responder a las preguntas de tus hijos sobre la pubertad siendo honestos y abiertos, pero no deberías esperar a que sea tu hijo quien necesariamente inicie una conversación.
La manera de reaccionar ante una situación relacionada con la sexualidad, ya sea que se maneje directamente o se ignore, envía un mensaje que puede ayudar o hacer más difícil el desarrollo sexual de un niño o una niña.
Al considerar estas oportunidades como “oportunidades para enseñar”, en las que se transmiten mensajes positivos y valores sobre la sexualidad, los padres pueden cimentar las bases para que sus hijos sean sexualmente sanos. Esto también ayuda a que tus hijos/as sepan que estás dispuesto/a a hablar con ellos acerca de la sexualidad. Nunca es demasiado tarde para hablar con sus hijos/as sobre sexualidad. Casi todas las personas, también los niños y niñas, coinciden que los padres deben ser los educadores principales de sus hijos/as respecto a la sexualidad. Sin embargo, los datos muestran que la mayoría de los padres han omitido su responsabilidad. En su lugar, suelen ser los compañeros y los medios de comunicación las fuentes principales de información sobre sexualidad para los niños.
Así pues, es importante tener en cuenta que:
- La EDUCACION SEXUAL debe hacerse desde la familia.
- Hacemos educación sexual continuamente, aunque no seamos consciente de ello. Educamos a nuestros hijos a través de nuestros pudores, nuestras caricias, nuestros silencios u
- Una educación sexual de calidad debe dirigirse a que nuestros hijos e hijas aprendan a conocerse, aceptarse y a expresar su sexualidad de modo que sean felices.
- Hay que educar siempre desde lo positivo y no de lo negativo, fomentando la autoestima del niño/a.
- Trata de encontrar “oportunidades para enseñar”. Utiliza programas de televisión, libros, tareas escolares, etc.
- No esperes a que tu hijo o hija te haga preguntas; muchos niños nunca preguntan. Necesitas decidir lo que te importa que él o ella sepa.
- Hay que estar dispuestos para El diálogo no puede ser impuesto; siempre debe existir respeto y aceptación.
- Sé consciente de la pregunta que hay “detrás de la pregunta”. Por ejemplo, la pregunta implícita “¿soy normal?”, a menudo oculta otras acerca del desarrollo sexual, los pensamientos sexuales y los sentimientos sexuales. Da seguridad a tu hijo o hija siempre que puedas.
- Escucha, escucha, escucha. Pregúntale que quiere él o ella saber y qué es lo que sabe.
- Recuerda que es normal sentirse incómodo/a cuando tratas estos temas con tus hijos.
- No veas con ojos de adulto lo que hacen los niños y niñas. No hacer interpretaciones precipitadas.
- Cualquier padre o madre está capacitado para educar en sexualidad a sus hijos. A veces es suficiente con saber qué recursos hay en el barrio, pueblo o ciudad adonde acompañarlos o derivarlos para que sean informados y/o atendidos.
- Conviene dejarles claro que con nosotros se puede hablar de sexualidad y que estamos dispuestos a hacerlo, si es que ellos quieren.
- Respetar el pudor, los secretos de nuestro hijo/a y sus silencios.
- No hacer juicios de valores. Intentar comprenderlos para saber interpretar.
- Háblale acerca de los placeres de la sexualidad.
- Recuerda que le estás diciendo a tu hijo/a que te importan su felicidad y bienestar.
- Conoce lo que se enseña de sexualidad en las escuelas, comunidades religiosas y grupos juveniles.
De 3-4 años
Los niños pueden hacer…
- Establecer que son un niño o una niña. Sin embargo, mientras juegan pueden simular que son del otro género.
- Sentir mucha curiosidad por las diferencias corporales y jugar voluntariamente a las casitas o al doctor, o buscar otras formas de juegos sexuales con amigos/as o hermanos/as que sean afines en edad y nivel del desarrollo sexual.
- Sentir cada vez más curiosidad por sus cuerpos. Al saber que se sienten bien cuando tocan sus genitales, pueden empezar a masturbarse estimulándose a sí mismos con la mano o frotándose con un muñeco de peluche, lo que puede o no provocar un orgasmo.
- Expresar interés por las palabras relacionadas con comportamientos en el baño, mostrar curiosidad sobre la forma en que los hombres y las mujeres usan el inodoro, repetir las “palabrotas” que escuchan y empezar a hacer preguntas sobre la sexualidad, como “¿de dónde vienen los niños?”.
Los padres pueden…
- Dale muñecas anatómicamente correctas para ayudarlos a entender que las niñas y los niños tienen muchas partes de sus cuerpos iguales y algunas diferentes.
- Si encuentras a un niño o niña en pleno juego sexual con otro niño o niña, con amabilidad debes preguntarles qué estaban haciendo para que puedas comprender la situación desde su punto de vista. Es importante que el adulto abandone la perspectiva adulta y que entienda el comportamiento desde el punto de vista de los niños/as, que están motivados por la curiosidad.
- Los padres y madres pueden explicar que el pene, la vulva, los glúteos, etc. se consideran privados y que nadie debe tocar sus “partes privadas” excepto por razones de salud o para limpiarlos.
- De igual modo, puedes explicar en un tono calmado, que tocar los genitales puede hacerle sentir bien, pero se debe hacer en un lugar privado como su dormitorio.
- Leer con tus hijos/as libros sobre sexualidad adecuados para su edad, a fin de ayudarlos a cimentar las bases para ser sexualmente sanos.
- Sigue dando ejemplo de conducta adecuada y comparte mensajes positivos sobre el género y otros aspectos de la sexualidad que pueden surgir.
- Usa el nombre correcto para nombrar las partes del cuerpo, incluso los genitales.
- Dale seguimiento a las preguntas de los niños/as de una manera adecuada para su edad, haciéndoles preguntas como “¿qué piensas?”.
De 5-8 años
Los niños pueden hacer…
- Seguir con los juegos sexuales y con la masturbación.
- Volverse muy curiosos sobre el embarazo y el nacimiento.
- Desarrollar amistades estrechas con personas del mismo sexo.
- Mostrar un interés más fuerte en los roles del estereotipo masculino y femenino, sin importar el planteamiento de los padres y madres ante la crianza.
Los padres pueden…
- Dale muñecas anatómicamente correctas para ayudarlos a entender que las niñas y los niños tienen muchas partes de sus cuerpos iguales y algunas diferentes.
- Si encuentras a un niño o niña en pleno juego sexual con otro niño o niña, con amabilidad debes preguntarles qué estaban haciendo para que puedas comprender la situación desde su punto de vista. Es importante que el adulto abandone la perspectiva adulta y que entienda el comportamiento desde el punto de vista de los niños/as, que están motivados por la curiosidad.
- Los padres y madres pueden explicar que el pene, la vulva, los glúteos, etc. se consideran privados y que nadie debe tocar sus “partes privadas” excepto por razones de salud o para limpiarlos.
- De igual modo, puedes explicar en un tono calmado, que tocar los genitales puede hacerle sentir bien, pero se debe hacer en un lugar privado como su dormitorio.
- Leer con tus hijos/as libros sobre sexualidad adecuados para su edad, a fin de ayudarlos a cimentar las bases para ser sexualmente sanos.
- Sigue dando ejemplo de conducta adecuada y comparte mensajes positivos sobre el género y otros aspectos de la sexualidad que pueden surgir.
- Usa el nombre correcto para nombrar las partes del cuerpo, incluso los genitales.
- Dale seguimiento a las preguntas de los niños/as de una manera adecuada para su edad, haciéndoles preguntas como “¿qué piensas?”.
De 9-12 años
Los niños pueden hacer…
- Volverse más reservados y desear su privacidad cuando empieza la pubertad.
- Tener más curiosidad por los cuerpos desarrollados masculinos y femeninos.
- Mirar revistas y páginas de internet eróticas.
- Enamorarse de amigos o amigas, otros adolescentes mayores, personas famosas y otras personas que desempeñan un papel en sus vidas, como los maestros/as o entrenadores.
- Interesarse por las citas.
- Preguntarse cosas como: “¿Soy normal?” y compararse con los demás.
- Experimentar presión para cumplir con las expectativas familiares y sociales de la conducta adecuada de los niños y las niñas.
- Usar un lenguaje sexual y explorar fantasías románticas y sexuales.
- Masturbarse para obtener un orgasmo más profundo y parecido al de los adultos.
Los padres pueden…
- Respetar el deseo de privacidad de los/las preadolescentes.
- Compartir los valores familiares sobre las citas y el amor.
- Ayudar a tus hijos/as adolescentes a desarrollar habilidades para la toma de decisiones, la comunicación y mantenerse firme con respecto a sus límites y sus deseos.
- Sigue dando ejemplo de conducta adecuada y comparte mensajes positivos sobre asuntos relacionados con la sexualidad.
- Contestar a sus preguntas y ofrecer los mensajes que quieras compartir sobre diversos temas y valores de la familia.
- Proporcionar libros e información sobre sexualidad, adecuados para su edad.
- Hazle saber que cuenta con tu apoyo.
De 13-18 años
Los niños pueden hacer…
- Desear tener citas.
- Sentirse presionados por sus compañeros para participar en actividades diversas, incluyendo comportamientos sexuales, para los que tal vez no estén listos para experimentar.
- Seguir masturbándose.
- Fantasear con situaciones románticas o sexuales.
- Experimentar con besar y tocar, incluidas las relaciones sexuales.
Los padres pueden…
- Sigue dando ejemplo de conducta adecuada y comparte mensajes positivos sobre asuntos relacionados con la sexualidad.
- Contestar a sus preguntas y ofrecer los mensajes que quieras compartir sobre diversos temas y valores de la familia.
- Proporcionar libros e información sobre sexualidad, adecuados para su edad.
- Hazle saber que cuenta con tu apoyo.
Recomendaciones sobre el uso de internet
Internet es una excelente herramienta de comunicación que ayuda a nuestros hijos a disfrutar del aprendizaje, investigar a través de la lectura, comunicarse y hacer amigos, además de darnos la tranquilidad de saber dónde se encuentran. Sin embargo, aunque están en casa, se encuentran navegando por el mundo y por lo tanto, es necesario que haya un adulto que los asista y vigile. Como padres, tenemos la responsabilidad de velar por la seguridad de nuestros hijos, orientándolos sobre los riesgos de este medio y ayudándoles a descubrir la mejor manera de disfrutar de Internet.
Aquí te damos algunas ideas para orientar a tus hijos a que naveguen de forma más segura:
- Ubicar la computadora en zonas comunes de la casa. Evitar en general que tus hijos naveguen solos. Es ideal que el monitor siempre sea fácilmente visible por los padres.
- Crear cuentas de usuarios limitadas: configurar una cuenta de administrador con control total sobre el equipo y asignar a tus hijos cuentas de usuario limitada con controles restringidos. Los usuarios limitados no pueden cambiar la configuración del sistema ni instalar hardware o software nuevo.
- Hacer seguimiento de dónde navegan: chequear el historial de páginas que han visitado. Esto puede hacerse simplemente haciendo click sobre el botón “Historial” en la barra del navegador.
- Bloquear el acceso a las páginas que no son confiables y crear una lista de favoritos con sus páginas preferidas para que tengan acceso directo a ellas.
- Explicarles que no deben brindar información personal o datos de la familia por Internet y que esto incluye la publicación de fotografías donde se pueda deducir la dirección de la casa u otra información personal.
- Si visitan salas de chat o utilizan mensajería, es importante explicarles que deben mantenerse en salas públicas y siempre usar un “Nick” que no brinde información personal.
- Administrar los contactos de tus hijos en el programa de mensajería. Para hacerlo: hacer clic en Herramientas, seleccionar Opciones y luego elegir la ficha de Privacidad, allí agregar las personas que conoces a la lista Permitir y bloquear a todos los demás usuarios.
- Recordar a los niños que no hablen con desconocidos a través de la Web y que nunca deben tener una cita en persona con amigos virtuales dad que estos pueden no ser quienes dicen ser.
- Explicarles que copiar música, videojuegos y otros programas sin autorización de quien los creó es robar.
- Existen diversos programas y aplicaciones para filtrar las páginas que no desean que tu hijos exploren y evitar que den sus datos personales, pero nada se compara a enseñarles buenos hábitos de navegación.
Cosas de todos y todas
Los niños, las niñas y los adolescentes con discapacidad son personas sexuadas como todas y tienen como todos necesidades de amor, ternura y placer. Ejercer la sensualidad y la sexualidad no solo es un derecho que tienen todos los seres humanos sino un importantísimo factor de bienestar.
Existe un variado espectro de tipos de discapacidades: mentales, sensoriales, físicas, motrices, etcétera. Los niños y niñas presentan diferentes características según su discapacidad y eso se expresará en la vivencia y ejercicio de sus sentimientos y su sexualidad. Por ejemplo, no es lo mismo un niño con retraso mental (que puede necesitar que se le hable del tema de manera más simple que a otros niños de su edad) que un niño o una niña con una discapacidad física que compromete sus funciones corporales o su capacidad de movimiento.
En términos generales, la discapacidad no afecta el deseo sexual de una persona y solo condiciona parcialmente su nivel de funcionamiento. Sin embargo, la discapacidad puede afectar las habilidades de comunicación y la imagen de sí mismo, resultando así un factor condicionante de la vida emocional y sexual.
El cuerpo es la primera imagen que uno da a los demás y se modifica a partir de los vínculos que establecemos. En el caso de un niño o niña con discapacidad, la imagen de sí mismo parte de un aspecto físico que puede ser diferente a la de la mayoría y debe además incorporar elementos tales como prótesis, bastones, sillas de ruedas, orinales, sondas. Esto implica una serie de desafíos psicológicos en la construcción de la autoestima y el relacionamiento con los demás.
Muchas veces el temor, la falta de experiencia y los propios estereotipos acerca de la discapacidad, hacen que no seamos tan buenos consejeros o tan afectuosos como desearíamos. Estos temores acerca de las cuestiones sexuales nos llevan a evitar o reducir al mínimo el relacionamiento con el tema y damos el mensaje equivocado: “de eso no se habla”.
Es importante asegurarles la posibilidad de preguntar y pedir información y educación sexual. Necesitan estos conocimientos para relacionarse con las otras niñas y niños y también para relacionarse con los adultos en el terreno afectivo: ser respetados, sentirse valorados, desarrollar vínculos de cariño y ser correspondidos en su necesidad de afecto. Démosles información. Dejemos que pregunten y respondamos siempre con la verdad. El silencio y las mentiras refuerzan los temores, el misterio y las fantasías erróneas. Pongamos a un lado los estereotipos y temores que nos generan los temas y las situaciones que nos incomodan o que no comprendemos.
La educación sexual no comienza “algún día”, sino que está presente desde el nacimiento. Los niños irán absorbiendo su idea de sí mismos como ser deseado y deseante a través de las actitudes de sus padres y hermanos. La responsabilidad por la educación sexual no puede ser transferida a las instituciones educativas.
Todas las personas que están cerca del niño deben ser sensibles a sus necesidades y deseos, procurando influir de manera positiva. La educación sexual es más un medio que un fin: lo más importante está en el reconocimiento de que la formación de un niño, sus sueños, proyectos y vínculos con sus semejantes, van a incluir también esta parte de la vida. A través del diálogo y la reflexión sobre los conocimientos y sentimientos que moviliza la educación sexual, los padres y madres pueden ser un instrumento de inclusión y solidaridad con sus hijos e hijas, contribuyendo así a una vida digna, justa y con salud y placer para todos y todas.
Si haz encontrado información útil para ti puedes compartirla fácilmente para que tus contactos puedan también conocerla.
Para mayor información visita mujerbien.com
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