La fiebre es una respuesta normal del cuerpo para avisar que existe un problema (generalmente una infección), y aunque no causa ningún daño por sí misma, muchos papás la interpretan como una señal de grave peligro para la salud de sus hijos.
Cuando esta preocupación se convierte en una actitud constante y excesiva se define como «fiebrefobia». No es un término psicológico, pero se conoce así porque todas las fobias son un trastorno de ansiedad y miedo que no corresponde con el riesgo real de la situación.
Por eso, no tener información sobre qué provoca una temperatura alta, sumado a las diferentes opiniones de amigos y familiares o un mal diagnóstico médico, puede reforzar el miedo a que la vida de tu hij@ esté en riesgo.
Causas de la «fiebrefobia»
- No saber cuál es a temperatura normal (en promedio) del cuerpo.
- Asumir, sin ningún fundamento, que la fiebre es mala y puede causar daño.
- Creer que si la controlas, estás controlando la enfermedad.
- Asegurar que el grado de fiebre está relacionado directamente con la gravedad del padecimiento.
- Suponer que si no bajas la fiebre, tu hij@ puede convulsionarse o desarrollar meningitis.
- Creer que los medicamentos son para normalizar la temperatura.
- Pensar que cada vez que la temperatura sube, tu hij@ necesita atención médica de emergencia.
Controla tu pánico
Además de que la «fiebrefobia» afecta la relación entre mamá e hij@ porque te conviertes en una persona obsesiva y él crece con miedo, también influye de manera negativa en el bienestar de tu bebé:
Empeora su salud
- Toma más medicamentos de los necesarios para controlar la temperatura, causando que su riñón trabaje más en eliminarlos del organismo.
- Es frecuente que termine en los servicios de emergencias sin requerirlo, lo cual desgasta su calidad de vida.
- Tu hij@, sin entender la gravedad de la enfermedad, puede asumir que si situación es grave y su estado anímico podría decaer.
Afecta su desarrollo
- Sobreprotegerlo puede impedirle hacer ciertas actividades que atrofien su progreso cognitivo y físico.
- sus ambientes cotidiano (familia y escuela) llegan a tratarlo con ciertos cuidados especiales que son innecesarios y tu hij@ se siente aislado.
- A largo plazo, puede tener dificultades cotidianas y valerse por sí mismo.
Incluso para la familia esto puede representar un costo extra, ya que, desesperada porque reciba atención médica, llegas a pagar consultas fuera de horario y estudios o tratamientos adicionales.
La forma más importante de prevenir estas situaciones es informarte; evita creer en mitos e ideas equivocadas que te lleven a actuar de manera precipitada. Ve con el pediatra para preguntarle todas tus dudas y pídele que te indique cuáles son las condiciones de riesgo para tu hijo después de una evaluación.
¿Cómo hacerlo bien?
La temperatura normal del cuerpo es de alrededor 37 °C pero cambia constantemente en el transcurso del día. Por eso sólo se considera fiebre cuando está por arriba de 38-39°C.
Tomar la temperatura es sencillo pero su resultado puede variar dependiendo del termómetro o la técnica que utilices, la parte del cuerpo donde la tomes e incluso el momento del día en que lo hagas. Tu mano no es un termómetro confiable; muchas mamás asumes que sólo por ser la madre del niñ@ pueden saber exactamente cuándo tiene fiebre y, en ocasiones, se atreven a predecir cuánto tiene.
Lo ideal es revisar la temperatura central (interna) del cuerpo por medio de un termómetro rectal o con los digitales para el oído o la frente; con éstos no debe de superar los 38°C. Si usas un termómetro axilar, el nivel debe ser menos a 37.5°C. Es poco recomendable hacerlo por vía oral.
Ya que cada termómetro funciona diferente, debes seguir las instrucciones y esperar el tiempo indicado para obtener la lectura correcta. Además, lo mejor es hacer 2 o 3 mediciones para asegurarte del resultado.
Si compruebas que su temperatura está por encima del rango normal, llama al pediatra y procura mantener a tu hijo hidratado y en un lugar fresco.
Hipertermia
Rara vez la fiebre supera los 40°C, ya que el cuerpo tiene mecanismos para controlar de forma natural la temperatura y evitar cualquier riesgo, pero cuando supera los 42°C se trata de hipertermia. Ésta es causada por factores externos como un golpe de calor (que se genera cuando la temperatura ambiental es muy alta) y ocasiona que se altere la distribución de calor del cuerpo, provocando un daño permanente e incluso la muerte.
Foco Rojo
La fiebre no causa ningún daño por sí misma, pero la enfermedad que la provoca sí puede tener graves consecuencias.
Tu hij@ necesita evaluación medica si:
- Es menor de 3 meses y la fiebre es mayor a 38°C.
- Tiene entre 1 y 3 años y la temperatura supera los 40°C.
- Ha tenido fiebre por más de 3 días.
- Ha presentado periodos intermitentes de fiebre durante más de 7 días.
- Sufre una convulsión febril.
- Tiene un padecimiento crónico como cardiopatías (alteraciones en el funcionamiento del corazón), problemas inmunes (de defensas bajas) o cáncer.
- Presenta fiebre y erupciones cutáneas al mismo tiempo.
La fiebre es sólo un síntoma y no una enfermedad. Es más importante evaluar el estado de salud de tu hij@ que los grados que marca el termómetro.
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